9.9.10

Crítica destructiva

Me acuerdo cuando adolescente, tanto en clases de cine y televisión como en las de teatro, los profesores nos daban un sermón cada vez que explicabamos la razón por la cual nuestro trabajo era mediocre.

El viernes pasado fui a ver teatro. No voy seguido, porque no me gusta ensartarme con una mala obra. Era el estreno. El espectáculo consistía en una mujer que era abandonada por su marido y que hablaba por teléfono con él para recuperarlo. Algunas líneas ocurrentes de por medio, pero nada memorable. La puesta en escena y disposición de sala eran excelentes. Gradas, espacio escénico con un piso de madera impecable, y el afuera, una especie de patio que se veía a través de unos ventanales gigantes; esto permitía juegos de luces entre el adentro y el afuera, gracias a una excelente parrilla luminotécnica.

Bien en cierto momento, veo humo en el patio, que aparentemente venía del segundo (o tercer?) piso. Casi imperceptible, solo era notorio cuando la luz lo apuntaba. Pensé, será humito de frío, o quizás tiene algo que ver con lo que están contando en escena. Ajusté mis capacidades interpretativas. Luego vino lo mejor, una lluvia de papeles quemándose, que caían al piso lentos, una suerte de meteoritos, cayendo mientras la mujer, la actriz, el personaje, discutía sobre la renovación de los votos, la muerte de los padres y las medialunas de Atalaya. De pronto apareció un hombre fortachón del otro lado del vidrio (en el jardín), que prontamente extinguió el fuego de los papeles-meteoritos y se retiró. Y tenía sentido.


Hasta que la obra terminó y el director se disculpó por un cortocircuito.


Moraleja: Defiendan sus proyectos y no den explicaciones a menos que se las pidan.
Aver no digo no aceptar errores, pero en el ARTE (creo), un error puede ser una posibilidad, un error puede ser apropiado y convertirse en un acierto.

1 comentario:

Amelia Apel dijo...

De una, bailo tango y todo paso en falso puede ser tomado como una variación nueva. El error como posibilidad: totalmente.