Taxi Driver

Me subo. Me pregunta si me molesta la música. Le digo que porsupuesto que no. Me dice que a él le gusta la música de los 80. Me cuenta que su última pasajera había sido una mujer de Quebec, Canadá, y que se había encariñado tanto con él que lo llamaba cada vez que tenía que salir de su departamento alquilado. Hacía unos días se había encontrado a un yanqui, que se hospedaba en el Alvear, paseando por Once a las 3 de la maniana, completamente perdido. Estos extranjeros inconscientes. Después me dice que soy encantadora, y que eso es algo que no se aprende. Que me parezco mucho a una señora que está en la tele: la Varano. Me dice que ese encanto se trae desde otra vida, y que por la mía (mi otra vida) pasó un turco. Por eso el encanto. Me pregunta si no tiene razón, le digo que sí. El es de Leo y por eso siempre quiere ser el alma de la fiesta. Está de novio con una chica que es preciosa, 30 anios menor que el. La conoció y fue un flechazo, se dio cuenta que era la mujer de su vida. Dice que es la reencarnación de una suya hija que finalmente fue abortada. Que a las mujeres que abortan las persigue luego un infierno y un karma irreparable. Me dice que ve en mis ojos una tristeza enorme. Que me traicionaron, pero feo. Que todavía tengo ese dolor clavado, que lo ve en mi iris. Pero que no me preocupe porque esa persona no valía la pena, que yo el amor verdadero lo voy a encontrar a la vuelta de la esquina, y va a ser un flechazo total. Me dice que eso fue lo que le pasó con su mujer, "y mirá que linda que es, es preciosa, así como vos". Saca un sobre de la guantera, "porque yo siempre la llevo conmigo, ella va a morir, a los 42, ahora tiene 35, y yo le dije que iba a estar siempre a su lado, eso me lo pronosticó un catedrático de la UBA que viajó en éste mismo taxi, mirá, mirá que belleza". Me alcanza la foto: una mujer parada al lado del taxi, en un estacionamiento. Siiii, preciosísima, una belleza. Me pide por favor que me olvide de ese hombre que me hizo sufrir tanto y que no me merece. Me bajo.



Gracias, Jorge, por tanta magia.