12.5.10

Cooking for love

Hoy descubro -no sin dolor en el alma, por el carácter empírico de la realización- que las compras del supermercado pueden ser un programa fantástico para una pareja que está en su mejor momento, pero una tragedia total cuando lo único que querés es agarrarte de los pelos. Cosas de la convivencia, supongo.
Nos cruzamos al Día% amigo -no sin dolor en el alma, por ser una snob de los super- y mientras recorríamos los aisles y sopesabamos opciones, nos mirabamos de reojo y casi ni una palabra nos dirigíamos. El producto de éstos factores resultó en un changuito lleno de porquerías tales como quesos fundidos, galletitas de salvado y granola con coco. Una dieta en base a lácteos y carbs; y como la compra compartida no daba para más, no hubo quorum para pasar por la verdulería.

Ahora entiendo a las parejas que conviven y engordan proporcionalmente al recorrido descendente -la famosa caída- de la relación. Digo: si llevarse mal con tu concubino engorda, hacé el esfuerzo, preciosa. Hay que mantenerse delgada a toda costa.

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